martes, agosto 11, 2009

sábado, agosto 08, 2009

Degregori: Lo que tenemos que hacer es arrancarnos todo

Aunque suene muy mal decirlo, últimamente todas las entrevistas a Carlos Iván Degregori se sienten entre ansiosas y asustadas por ser “la última entrevista”. No sé si será intencional o no, pero todas son largas, reveladoras y abarcan muchos pero muchos temas. Espero sea un signo de buena salud.En todo caso, la última que leí apareció en la Revista Argumentos, se la hace Pablo Sandoval del IEP, y aunque ya se pasó de larga, realmente vale la pena.


Igual, por si no tienen tiempo para leerla toda, copio aquí las partes que me parecieron indispensables:


Lo que ofrece el presidente, y lo que nos ofrece la visión hegemónica, es un discurso ingenuo en el que el país aparece muy inserto en el siglo XXI, con los TLC por todos lados y economía del conocimiento. Pero, es mentira, porque lo que el Perú hace es ofrecer sus materias primas, no se está apostando por una economía del conocimiento, no está apostando a adaptarse al cambio climático, que es impostergable hacerlo. (...)


El APRA siempre ha puesto todos los huevos en la canasta del crecimiento económico y ahora en la reducción de la pobreza. Entonces, a “orden e inclusión”, han agregado lo de reconocer la diversidad, pero no hablan de diversidad cultural, de las especificidades culturales sino de incluir, pero solo a través de la reducción de la pobreza y la construcción de carreteras. Es una inclusión muy economicista.(...)


una de las maneras más brutales de la dominación es el lenguaje, y el lenguaje popular, admitámoslo con dolor, es muy brutal. Es decir, no hay una voluntad democratizadora de las elites, pero tampoco la hay en ciertos sectores de la sociedad plebeya por construir una sociedad democrática, horizontal. Ante esto, las ciencias sociales, la sociología y la antropología en particular, estamos desubicados con estos temas, seguimos celebrando lo cholo y lo popular de manera muy ingenua.(...)


En el caso peruano ha sido más bien una trenza de exclusiones, discriminaciones, opresiones donde se superponen clase, etnicidad, raza, género, generación y algo que en los últimos años cabe más: la región. Trenza en que por momentos predomina un elemento u otro, pero todos están combinados, especialmente la clase. Creo que si tuviera que destacar uno de ellos sería la clase, aunque expresada en términos de una gramática territorial y étnicoracial. Porque en el Perú nuestra gramática y lenguaje de discriminación, de exclusión, es mucho más étnicoracial y regional.(...)


Uno de los rasgos más conmovedores del movimiento de Bagua ha sido la solidaridad de los urbanos. Conversando con Marisa Remy, le decía lo interesante que era ver a los de Bagua o a los de Yurimaguas aceptando y reconociendo la validez de los reclamos indígenas, que también los benefician a ellos. Marisa me dijo que tal vez estamos ante el final de la gran división entre misti e indio, y me puso un ejemplo de Cusco, Santo Tomas, que dicen es el epicentro de los mistis, firmando la plataforma del paro de la provincia de Chumbivilcas. Es por ahí que puede venir la parte esperanzadora, de donde pueden salir plataformas que no serán como las de antes, pero que puedan articular movimientos, cada una con su especificidad, en el contexto de una nueva realidad. (...)


En cuanto a la izquierda, esta carece de un relato y ahí está su vacío principal. Ese es el relleno que hay que hacer, para después construir algo como la nivelación del terreno. Eso pasa primero por la rendición de cuentas de más de una generación —entre las cuales me incluyo— de dirigentes políticos y sociales de izquierda, de intelectuales de izquierda: ¿cuál ha sido su balance de los sesenta o de los setenta para acá? No hay, no ha habido, es casi tan alucinante como la falta de un relato de las fuerzas armadas sobre la época del terrorismo. No sé por qué, y soy parte de esa generación. (...)


Lo que tenemos que hacer es arrancarnos todo. Tenemos que hacer una autocrítica muy descarnada, y creo que este es el momento, porque antes te podían decir “cómo vas a hacerlo, vas a darle armas a la derecha y entonces, te van a ganar”. Tal vez eso se pueda haber dicho antes, pero ahora la izquierda está en sus mínimos históricos desde los años sesenta. Bien puede darse el lujo de saldar cuentas con el pasado y dejar a las nuevas generaciones que armen otros relatos de izquierda para el siglo XXI. (...)


Debemos responder preguntas como: ¿en dónde falló la visión de país que tuvimos? ¿qué responsabilidades tuvimos en relación con el APRA, el Velasquismo, Sendero Luminoso, el primer García, Fujimori? Estamos hablando de medio siglo de nuestra historia. (...)


La idea de “corazón de piedra” tiene que ver con esta figura y significa que, en las clases altas, lo que hubo en nuestra historia reciente es mucha indiferencia y desprecio, mientras que en las clases bajas, lo que hubo fue mucha percepción de agravio y rencor. (...)


Los neoliberales peruanos deben comprender que la confianza no puede reducirse a lo empresarial o al grado de inversión, pues si no hay confianza entre las clases sociales, en su lógica, no hay desarrollo capitalista sostenible ni ningún tipo de desarrollo sostenido.

domingo, agosto 02, 2009