domingo, julio 23, 2006

líbano: duele el mundo

Reproduzco un post que publica hoy el Morsa en su blog. Tampoco entiendo cómo se puede justificar algo así...



luego de leer un artículo escrito desde las entrañas del amor patrio (por león trahtemberg), recordé una escena de mafalda en la que ella decía que el mundo estaba enfermo.

y mucho. por estos días duele el líbano.



no es un problema de países, sino, como siempre, de gobiernos y movimientos que se irrogan la representación de otros. el hezbolá que atacó al ejército israelí y un gobierno israelí que ha respondido atacando blancos civiles, como una medida preventiva. desde una perspectiva racional, no puedo creer que alguien pueda defender ese hecho, a menos claro, que el defensor esté motivado por otro tipo de sentimientos, pasiones, amores y odios.

en el colmo de la sinrazón, trahtemberg, educador afirma que:
Hamas y Hezbolá han demostrado que con ellos a un lado la fórmula 'territorios por paz' es un bumerán, lo que podría llevar a Israel a recuperar la tesis de disponer de una profundidad territorial estratégica a su favor (territorios que sirvan de colchón antes que tocar una población civil) para así asegurarse de que no habrá ataques desde la frontera contra sus poblaciones civiles.
claro, y la mejor forma para ello es atacando, justamente, poblaciones civiles del líbano. lo bueno para uno no es bueno para el otro.

sobre la sinrazón y los odios, hoy apareció en página/12 de argentina un fuerte artículo de sandra russo llamado la sed inhumana, que recomiendo de todas maneras y del cual saco un par de párrafos:
“¿Qué harías vos si secuestran a tu hijo? ¿Te alcanzaría con matarlos? No, no te alcanzaría. Querrías ver cómo les arrancan los dientes, uno por uno. Querrías ver cómo sufren.” Darío dijo esto esta semana, hablando con Radio Mitre, desde Israel. Darío fue miembro del ejército israelí y ahora defiende sus ideas de esta manera. Su testimonio despertó una airada respuesta de oyentes que, judíos y no judíos, advirtieron que un botón de la camisa de Darío estaba abierto, y por él entrevieron el corazón mismo del odio.

La ONU vuelve a esforzarse en sus gestos de mimo, vuelve a intentar erigirse como el árbitro que no es, mientras Estados Unidos baja lenta, cínicamente el pulgar, y considera que aún no es tiempo de detener los bombardeos en el Líbano. Allí, en Oriente Medio, encuentra hoy el mundo esa dosis de muerte que parece necesitar como un vampiro, pero ya no es muerte a secas lo que pide. Si la sed contemporánea se limitara a la muerte, la tiene servida en millones de casos anónimos y de una injusticia pavorosa, borroneada por las estadísticas. Lo que aflora en estos días es, cada vez más precisa, más descarnada, la necesidad de odio. El odio como combustible de las acciones humanas.
para una mejor comprensión de lo que ocurre en el líbano, la mejor página en castellano que he encontrado es la de la bbc. la recomiendo absolutamente.

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