lunes, setiembre 24, 2007

LOS CÓMPLICES DE FUJIMORI

Alberto Fujimori, expresidente y exdictador, está en la cárcel (ojalá que para el resto de su vida). Fue ladrón, fue corrupto y corruptor, fue jefe de asesinos y manifiesto líder de politicastros despreciables. Ahora será confrontado con sus miserias, con sus vanidades, con su avaricia. Unos cuantos cómplices han sido confrontados antes que él. Pero no todos.

No ha sido confrontado el cura infame que nos hablaba de la “justicia de la muerte”, si la muerte venía del amo presidencial o sermoneaba que protestar era “hacerle el juego a la subversión”. Ahora es cardenal y camina sin remordimiento por las calles.

No han sido confrontados aquellos que ayudaron a articular su mafia y firmaron papeles burocráticos para refrendar fechorías. Mucho cayó para sus bolsillos, también. Fueron ministros, viceministros, directores y asesores. Son una decena y caminan orondos por las calles.

No han sido confrontados algunos que vocearon las maravillas del régimen y nos decían que el dictador hacía obras y traía el cambio, mientras la mugre corría a mansalva en Palacio. Fueron (y son) cantantes, animadores, “líderes de opinión”. Son unas docenas y caminan impunes por las calles.

No han sido confrontados apristas e izquierdistas profesionales que izaron la bandera del ahora encarcelado, que lo mimaron y lo pregonaron como la “alternativa saludable”. Fueron (y son) políticos “de carrera”, comechados, palabreros de saco y corbata. Son un una cincuentena y arrastran su indignidad por las calles.

No han sido confrontados quienes torcieron los hechos e inventaron carnavales grotescos para distraer la atención cuando la podredumbre de la corrupción asomaba. Fueron (y son) periodistas, reporteros, directores de diarios. Son un centenar y caminan desfachatados por las calles.

No han sido confrontados los oportunistas gustosos de la mano dura y los fascistas de corazón que, felices en su vanagloria, formaron las huestes fujimoristas y marcharon y bailaron al son del ladrón y sus mentiras. Fueron (y son) abogados, publicistas, congresistas. Son miles y caminan irreflexivos por las calles.

No han sido confrontados tantos que, viendo el lodazal de marthas chávez, pozadas de gamboa, marcenaros y otros, votaron por el tramposo y su mellizo Montesinos; apostando por el clásico, lamentable “que haga obra aunque robe (y mate)”. Fueron (y son) maestros, amas de casa, vendedores, microbuseros, comerciantes. Son cientos de miles y viven esperando al próximo “hombre fuerte”.

Por último, no hemos sido confrontados quienes fuimos incapaces de organizarnos, darle sentido a nuestra rabia contra el enésimo fantoche dictatorial y su corte, arrojar ese circo infame a las cloacas de la historia sin esperar el videíto salvador o que pasen diez años de escandalosa politiquería. Fuimos testigos, súbditos, víctimas menores. Somos millones y caminamos ingenuos por las calles.