sábado, octubre 22, 2005

Volvámonos chinos con Althaus

Tomado de El Comercio, 21 de octubre:

Impresionante...


Rincón del autor: Cómo llegar al 6% del PBI en educación
Por Jaime de Althaus Guarderas

Es fácil concordar en aumentar el gasto educativo: eso todos lo firmarán. Lo difícil es alcanzar un acuerdo en el cómo. Ese es el reto


El Consejo Educativo Nacional, en notable esfuerzo, ha propuesto un plan educativo nacional 2006-2021 que está buscando amplio debate y acuerdo, para que todos se comprometan a ejecutarlo. Debería merecer la más amplia discusión. Está bien planteado y tiene ideas muy atractivas, pero, a mi parecer, repite una falencia en la que ya incurrió el texto del acuerdo nacional: vuelve a proponer la meta de llevar el gasto educativo a un 6% del PBI para el 2012, incrementándolo en 0,25% del PBI al año. Si en estos cuatro años desde que se firmó el acuerdo nacional no se ha podido avanzar un ápice en esa línea --el gasto se ha mantenido alrededor del 2,9% del PBI--, ¿qué nos hace pensar que esta vez sí seremos capaces de cumplir la meta?

Falta en el plan una discusión económica acerca de la factibilidad de llegar ese porcentaje del PBI, y cómo hacerlo. Quisiera insistir en que la única manera es incrementar sustancialmente la inversión privada a fin de lograr una mucha mayor recaudación de impuestos que permita aumentar también sustancialmente el gasto público. El texto del plan, entonces, debería incluir también las medidas necesarias para atraer o provocar mucha más inversión privada. Es fácil concordar en aumentar el gasto educativo: eso todos lo firmarán. Lo difícil es alcanzar un acuerdo en el cómo. Ese es el reto.

Porque la verdad es que primero es el crecimiento acelerado y luego el aumento del gasto educativo. Este servirá después para mantener ese crecimiento acelerado. ¿Cómo vamos a crecer aceleradamente sin una población educada? Pues al comienzo tendrá que ser así. Es la única forma. La China, por ejemplo, tiene una tasa de ahorro-inversión increíblemente alta (50% del PBI): no solo hay una fuertísima inversión extranjera, sino que las gentes ahorran porque no tienen seguridad social, el Estado invierte en infraestructura y no en gasto social y las empresas públicas y privadas no redistribuyen en salarios ni en beneficios sociales, ni tampoco distribuyen utilidades: todo lo reinvierten. Por eso, hay tasas de acumulación de capital y de crecimiento altísimas, mientras el gasto educativo apenas alcanza a un 2,2% del PBI, bastante menos que acá. Recién ahora, cuando aparece sobreinversión y sobreproducción en varios sectores, cayendo las utilidades, el Gobierno empieza a hablar de ofrecer educación gratuita de nueve años en el medio rural y de aumentar gasto social, a fin, además, de aumentar el consumo interno ("The Economist").

Es increíble que sea un Estado comunista el que aplique con tanto rigor la lógica precisa de la acumulación capitalista: primero acumular ¡y cómo! Y luego redistribuir. Es lo que tenemos que hacer acá --atrayendo inversión-- si no queremos llegar al 2012 gastando el mismo 2,9% del PBI en educación y sin saber por qué fracasamos una vez más en nuestros objetivos nacionales. Para eso se requiere el acuerdo.

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