domingo, setiembre 03, 2006

chomski sobre la guerra en el líbano

comienzo mi aventura tamboresca con este copy and paste de chomski (que se viene se viene a lima) sobre el conflicto en el medio oriente:

Líbano a través de la mira de un bombardero



Noam Chomsky, Lingüista

En el Líbano, un cese del fuego que se cumple a regañadientes permanece en efecto. Se trata de una más en una serie de treguas entre Israel y sus adversarios que se prolonga desde hace décadas, en un ciclo que, como si fuera inevitable, retorna a la guerra, a la matanza y a la miseria humana.

Tratemos de describir la crisis actual por lo que realmente es: una invasión al Líbano llevada a cabo por Estados Unidos e Israel, con apenas una cínica pretensión de legitimidad. De entre todas las acusaciones y réplicas, el factor más inmediato detrás del asalto es el conflicto israelí-palestino.

Esta no es la primera vez que Israel ha invadido el Líbano para eliminar una presunta amenaza. La más importante de las invasiones del Líbano hechas por Israel y apoyada por Estados Unidos, en 1982, fue ampliamente descrita en Israel como una guerra por la Cisjordania.

Fue emprendida para finalizar los molestos llamados de la Organización de la Liberación de Palestina para un arreglo diplomático. Pese a que hay muchas condiciones diferentes, la invasión de julio puede ubicarse dentro del mismo diseño.

¿Que rompería el ciclo? Los esquemas básicos de una solución al conflicto entre Israel y Palestina son conocidos, y han sido apoyados por un amplio consenso internacional durante 30 años: un acuerdo de dos estados en una frontera fijada por organismos internacionales, tal vez con ajustes menores y mutuos.

Los estados árabes aceptaron formalmente esta solución en el 2002, como lo hicieron los palestinos, mucho antes. El líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, ha sido claro. Él ha dicho que aunque esta solución no es la preferida de su organización, esta no perturbará su desarrollo. El 'líder supremo' de Irán, el ayatola Jamenei, recientemente señaló que también Irán apoya el acuerdo. Hamas ha indicado claramente que también está preparada para negociar por el pacto en esos términos.

Pero Estados Unidos e Israel continúan bloqueando este acuerdo político, como lo han hecho durante 30 años, con breves e intrascendentes excepciones. La negación puede ser lo preferido en casa, pero las víctimas no gozan de ese lujo.

El rechazo de Estados Unidos y de Israel no está solamente en las palabras, sino de manera más importante en las acciones. Con un decisivo apoyo de Estados Unidos, Israel ha estado formalizando su programa de anexión y desmembramiento de los menguantes territorios palestinos. Se trata de un programa de 'convergencia' que, de manera asombrosa, es llamado por Estados Unidos "valiente retirada".

Como consecuencia, los palestinos enfrentan la destrucción nacional. El apoyo más significativo para los palestinos viene de Hezbolá, que se formó como una reacción a la invasión de 1982. Hezbolá ganó un prestigio considerable al liderar el esfuerzo para obligar a Israel a retirarse del Líbano en el 2000. Además, como otros movimientos islámicos, Hezbolá ha ganado apoyo popular al proveer servicios sociales a los pobres.

Para los planificadores de Estados Unidos e Israel lo que hay que hacer es debilitar o destruir a Hezbolá del mismo modo que la Organización para la Liberación de Palestina debía ser desalojada del Líbano en 1982.

Pero Hezbolá está tan profundamente arraigado en la sociedad libanesa que no puede ser erradicado sin destruir también gran parte del Líbano. De ahí la magnitud del ataque contra la población del país y su infraestructura.

Al seguir una pauta conocida, la agresión está incrementando bruscamente el apoyo a Hezbolá, no solamente en el mundo árabe y musulmán, sino en el propio Líbano.

A fines del mes pasado, las encuestas revelaron que el 87% de los libaneses apoyaban la resistencia de Hezbolá contra la invasión. Eso incluye un 80% de los cristianos y los drusos.

Inclusive el patriarca católico maronita, el líder espiritual del sector más pro occidental del Líbano, se unió a los líderes religiosos sunita y chiita en una declaración que condena la 'agresión' y aclama "la resistencia, principalmente conducida por Hezbolá".

La encuesta también descubrió que el 90% de los libaneses considera a Estados Unidos "cómplices de los crímenes de guerra de Israel contra el pueblo libanés".

Amal Saad-Ghorayeb, un ensayista libanés y un experto en Hezbolá, observa que "estos resultados son aun más significativos cuando se los compara con los resultados de una encuesta similar conducida hace solo cinco meses, que mostraba que solamente el 58% de los libaneses creía que Hezbolá tenía el derecho a permanecer armada, y por lo tanto, a continuar su actividad en la resistencia".

La dinámica es conocida. Rami G. Khouri, un editor del periódico libanés "Daily Star", escribe que "los libaneses y los palestinos han contestado a los persistentes y cada vez más salvajes ataques de Israel contra enteras poblaciones civiles a través de la creación de liderazgos paralelos o alternativos que pueden protegerlos y ofrecerles los servicios esenciales".

Este tipo de fuerzas populares solamente ganarán poder y se volverán más extremistas si Estados Unidos e Israel persisten en demoler cualquier esperanza de que los palestinos obtengan el derecho a construir una nación, y continúan destruyendo Líbano.

En la crisis actual, incluso el rey Abdulá de Arabia Saudí, el más antiguo (y más importante) aliado de Washington en la región, se vio forzado a decir: "Si la opción de paz es rechazada debido a la arrogancia de Israel, entonces solamente la opción de la guerra permanece, y nadie sabe las repercusiones que afectarán a la región, incluyendo guerras y conflictos de los que nadie estará a salvo, incluyendo aquellos cuyo poder militar los está tentando a jugar con fuego".

No es un secreto que Israel ha ayudado a destruir el nacionalismo secular árabe y a crear a Hezbolá y a Hamas, del mismo modo que la violencia de Estados Unidos ha acelerado el ascenso del fundamentalismo islámico extremista y del terror de los guerreros santos. La última aventura va a crear probablemente nuevas generaciones de jihadistas resentidos y furiosos, del mismo modo que lo hizo la invasión de Iraq.

El escritor israelí Uri Avnery señaló que el jefe del estado mayor del ejército de Israel, general Dan Halutz, ex comandante de la fuerza aérea, "mira el mundo a través de la mira de bombardero". Lo mismo puede decirse de Donald Rumsfeld, de Dick Cheney, de Condoleezza Rice y de otros altos funcionarios de la administración de Bush. Como lo revela la historia, esa manera de mirar el mundo no es rara entre aquellos que detentan la mayoría de los medios de violencia.

Saad-Ghorayeb describe la violencia actual en "términos apocalípticos" advirtiendo que posiblemente "se abrirán las compuertas del infierno" si el resultado de la campaña de Estados Unidos y de Israel crea una situación en la cual "la comunidad chiita bulle de resentimiento contra Israel, Estados Unidos y al gobierno que percibe como un traidor".

El tema central el conflicto Israel-Palestina puede manejarse a través de la diplomacia, si Estados Unidos e Israel abandonan su idea de rechazar todo compromiso.

Otros problemas pendientes en la región también son susceptibles de negociación y de diplomacia. Su éxito nunca puede ser garantizado. Pero podemos estar razonablemente confiados de que mirar el mundo a través de una mira de bombardero traerá más miseria y sufrimientos, tal vez incluso en "términos apocalípticos".

NOAM CHOMSKY ES PROFESOR DE LINGÜÍSTICA EN EL INSTITUTO DE TECNOLOGÍA DE MASSACHUSETTS EN CAMBRIDGE.
© NOAM CHOMSKY DISTRIBUIDO POR THE NEW YORK TIMES SYNDICATE EXCLUSIVO PARA EL DIARIO EL COMERCIO EN EL PERÚ.

(*) A fines de octubre se anuncia la llegada a Lima de Noam Chomsky para dictar una charla magistral.

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