viernes, setiembre 01, 2006

Las dos puntas de la sociedad no se ven

Marcelo Lafranconi, uruguayo, lleva unos mese en el Perú impulsando un programa de construcción de viviendas llamado Un Techo para mi País. Hoy he leído una entrevista que le hacen en Peru21, y me han parecido bastante acertadas sus percepciones sobre la sociedad peruana. Siempre es bueno tener la opinión de alguien que viene de fuera.


Hace unos años -cuando estaba terminando mi carrera- visité un asentamiento humano en Montevideo y me quedé impactado. (...) Me impactó el sentimiento de solidaridad tan fuerte que tenían y su forma de pensar (...) Cuando los visité, y eso es lo lindo, entre comillas, de Uruguay en comparación al Perú, la relación era muy horizontal. Éramos iguales, era como un hermano; solo que yo tuve la suerte de nacer en otro lugar.
Me decía que le impactó su manera de pensar.
Es que me decían, 'acá estamos muy necesitados, pero allá arriba la gente está viviendo en casas de nylon -que es el plástico-, están peor'.
(...)

¿Qué diferencia a los asentamientos humanos de Uruguay y del Perú?
Allá los asentamientos suelen ser algo temporal, algo en lo que uno cae. Acá, la gente siente que por fin tiene algo propio. Además, acá la pobreza viene también con diferencia de trato. Y creo que, aquí, a eso también tiene que apuntar el proyecto. Por eso nosotros mismos vamos a construir y compartimos un día con la familia. Eso sirve hacia los dos lados.
¿Por qué?
La familia se da cuenta de que nosotros somos iguales que ellos. Una señora me decía, 'yo no sabía que ustedes comían lentejas'. ¿Cómo es posible que estemos tan lejos? Y un voluntario de 19 años me decía que, en unos pocos días, allá aprendió más que en tres años en la universidad.
La pobreza viene con una mezcla de racismo y clasismo muy peruana.
Acá, las dos puntas de la sociedad no se ven, no se reconocen como seres humanos iguales. Es tan grande esta situación y parece tan inabarcable que la gente se acostumbra. Estoy seguro de que si esto pasara desde hoy día, todo el mundo estaría indignado haciendo algo. Pero, como son ya tantas familias viviendo en la arena, en las esteras, uno piensa que es normal. Y como la gente no lo vive, no lo siente
.


Algo más sobre este programa:

...Nosotros no queremos ser asistencialistas. Eso implica que ellos trabajen con nosotros los dos días de construcción y que paguen un 10% de la vivienda, que son 200 soles -es mucha plata para ellos; por eso la partimos en cuotas-. Es un acto de confianza mutua: creemos que ellos van a pagarnos y ellos creen que nosotros vamos a cumplir.


Visitar el sitio web de Un Techo para mi País.

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