Esto es parte de una entrevista a John Perkins, quien ha escrito un libro autobiográfico sobre sus experiencias como sicario económico.   (Gracias a Jamila por el link. También pueden visitar la página de John Perkins)- Explíquenos qué quiere decir sicario económico.
     - Básicamente, lo que nos enseñaron a hacer es reforzar    el imperio estadounidense. Crear situaciones donde el máximo número de    recursos naturales fluyan a este país, a nuestras corporaciones y nuestro    gobierno, y en efecto hemos tenido mucho éxito. Construimos el imperio más    grande de la historia. Esto se logró durante los últimos cincuenta años, desde    la Segunda Guerra Mundial, con muy poca intervención militar. Es sólo en casos    como Irak donde lo militar entra como último recurso. Este imperio, a    diferencia de cualquier otro de la historia, fue constituido principalmente a    través de la manipulación económica, de la estafa, el fraude, la seducción de    la gente por nuestra manera de vivir, y a través de operativos económicos.    Estuve muy involucrado en todo eso.
     - ¿Cómo llegó a eso? ¿Para quién trabajaba?
     - Inicialmente fui reclutado, cuando estudiaba negocios    en la universidad en los años sesenta, por la National Security Agency    (Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos), la organización nacional de    espionaje más grande y menos conocida, pero luego trabajé para corporaciones    privadas. El primer verdadero sicario económico en los años cincuenta fue    Kermit Roosevelt, nieto de Teddy, quien derrocó al gobierno de Irán, un    gobierno elegido democráticamente –el gobierno de Mossadegh-, y quien fuera el    “hombre del año” de la revista Time. Y tuvo enorme éxito haciendo eso sin    derramar sangre, bueno, hubo algo de sangre pero ninguna intervención militar,    sólo gastando millones de dólares y reemplazando a Mossadegh por el sha.    Entonces nos dimos cuenta de que esta idea del sicario económico era muy    buena. El problema fue que Kermit Roosevelt era agente de la CIA. Era un    empleado del gobierno. Si lo hubiesen atrapado, nos habríamos encontrado en un    lío. Habría sido un escándalo. Entonces allí se tomó la decisión de usar    organizaciones como la CIA y la NSA para reclutar potenciales sicarios    económicos como yo, y después enviarnos a trabajar para empresas privadas,    consultorías, de ingeniería, de construcción para que, si nos agarraban, no    hubiera conexión con el gobierno. 
     - Bien, ahora explíquenos el trabajo que hizo.
     - La compañía para la cual trabajé se llamaba Charles T    Main, de Boston, Massachussets. Éramos alrededor de dos mil empleados y yo era    el economista principal. Terminé teniendo cincuenta personas en mi equipo.    Pero mi verdadero trabajo fue el de hacer tratos, dar préstamos a otros    países, enormes préstamos, mucho mayores de la que ellos podrían devolver. Una    de las condiciones de un préstamo, digamos de unos mil millones de dólares, a    un país como Indonesia o Ecuador, era que este país tendría que dar 90 por    ciento del préstamo a una empresa estadounidense para construir    infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas    entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o    autopistas, y estos proyectos básicamente servían sólo a algunas de las    familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países quedaba    clavada con esta asombrosa deuda que no podrían devolver. Un país como Ecuador    hoy debe destinar más del 50 por ciento de su presupuesto nacional sólo para    pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Lo tenemo con el agua al cuello. Entonces,    cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y le decimos: "Mire, no puede    pagar sus deudas, pues entregue sus bosques amazónicos, que están llenos de    petróleo, a nuestras compañías petroleras". Y hoy estamos entrando y    destrozando la Amazonia, obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló    tanta deuda. Hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a    Estados Unidos, el país queda con la duda más los intereses, y básicamente    ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos. Es el imperio.    No hay que equivocarse. Es un inmenso imperio, y ha sido muy exitoso.