martes, noviembre 22, 2005

Izquierda o que?

El 17 de noviembre, Enrique Obando publicó en El Comercio una columna en la que postula la existencia de una “nueva izquierda” en el Perú y Latinoamérica.

Esta nueva izquierda andina es antiglobalizante porque se opone a los avances de una economía liberal, que entiende como perjudicial para los intereses de campesinos y pequeños comerciantes. Por tanto es opuesta al TLC y a la privatización. Es antiestadounidense en la medida en la que percibe que Estados Unidos es la fuerza que lidera la tendencia globalizante que los perjudica. Es ambientalista, porque defiende la ecología frente a actividades extractivas de grandes empresas transnacionales, como la minería, a la que acusa de contaminar zonas agrícolas. Es étnica, porque se identifica con la llamada raza cobriza, la que entiende como sujeto de abusos centenarios. Es nacionalista en la medida en que se identifica con los intereses del país como opuestos a los transnacionales. Por último, no tiene inconveniente en consentir actividades ilícitas como fuente de ingresos económicos. El movimiento cocalero es una muestra de ello. Esta nueva izquierda puede eventualmente ser violenta, pero terrorista no es, por lo menos por ahora.
(...)
¿Y por qué el pasado inunda el maravilloso mundo de la globalización que produce riqueza para todos? Pues precisamente porque no produce riqueza para todos, sino que más bien concentra riqueza cada vez en menos manos. La globalización, así como la Revolución Industrial, ha producido marginales. Y la marginación produce violencia. Durante la Revolución Industrial la violencia vino de comunistas y fascistas. Los marginales de hoy generarán también violencia. ¿Cómo evitarlo? Pues integrándolos. Pero no insultemos ni su dignidad ni su inteligencia diciéndoles que esperen que la riqueza de los ricos les chorree. Las leyes del mercado solo producen concentración. Solo el Estado puede redistribuir .


Aunque suena tentador, me parece que el autor está tomando la idea de izquierda básicamente desde la perspectiva de algo que se opone al sistema establecido. Aunque eso puede ser válido, prefiero pensar que la izquierda tiene también un contenido ideológico vinculado con la solidaridad y la posibilidad de proyectos colectivos incluyentes. Buscar la manera de conseguir el bien para un “nosotros” y no solo para uno mismo. Mientras esas inquietudes no sean más claras en los grupos que describe Obando, sería más correcto sólo hablar de marginados del sistema con reivindicaciones concretas.

Ahora bien, al día siguiente esta columna fue contestada por un veloz Jaime De Althaus, con una que tituló Falsos Dilemas de la Izquierda. :


En primer lugar, no hay dilema ni contradicción entre mercado y Estado. Si queremos redistribuir más, tenemos que dar rienda suelta al mercado, para que haya más crecimiento y riqueza y, por lo tanto, más impuestos qué redistribuir. A más mercado libre, mayor capacidad redistributiva. Pero ojo: esto solo es cierto cuando el Estado no interviene en el mercado (salvo para regular monopolios). Porque si interviene alterando el sistema de precios o beneficiando a unas actividades a expensas de otras, reduce la eficiencia de la economía y, peor aun, redistribuye, sí, pero al revés: de los pobres a los ricos.
(...)
No es cierto que la globalización "concentra la riqueza en cada vez menos manos", como afirma Obando. Ahora hay 500 millones de chinos articulados a la economía moderna, capitalista. Cierto es que hay 800 millones todavía marginados, pero antes eran 1.300. El proceso va incluyendo. Claro que para eso hay que tener políticas decididas de integración a la economía global y de atracción de inversión. El miedo solo sirve para consolidar la exclusión y la pobreza.


Curioso razonamiento. Althaus nos dice que el mercado no está distribuyendo porque el Estado sigue interviniendo, pero no nos cita ningún caso de economía nacional exitosa en que el Estado se haya retirado totalmente. Ni una palabra sobre los intervencionismos norteamericanos y europeos, con sus subsidios demoledores, pero sí nos pone como ejemplo al liberal y capitalista gobierno de la República Popular China. ¿En qué quedamos?

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