- El TLC nos afecta a todos los peruanos, pero el gobierno lo negocia a puerta cerrada y no nos deja intervenir en lo más mínimo en plantear los puntos importantes para nosotros. Asumen que su criterio es el nuestro. Pero hace tiempo que no confiamos en este gobierno, comandado por gente que no consideramos sincera ni hábil. A varios días del cierre de negociaciones, el gobierno sigue ocultándonos el texto del Tratado (ver más). Sospechoso por lo menos.
- Lo más sentido común de todo, que ya nos lo dijo Esopo: si un animal fuerte negocia con uno débil y pequeño, es poco probable que el negocio favorezca al segundo.
- EEUU aceptará nuestras exportaciones, eso nos lo repite hasta el cansancio la cara publicidad gubernamental. Pero nunca hablan de todos los productos baratos que nos mandarán ellos. Trigo, maíz, carne... ¿Y qué tiene de malo traer comida barata a un país pobre? Pues que los más pobres son también productores de productos que compiten con esos, y que al romperles el mercado se harán más pobres. Industrias nacionales, ni soñarlo. Compensaciones, dicen, pero recuerden que no confiamos en ellos.
- Gente como Fritz DuBois nos dice que si se está dando plazos de más de 10 años para que la industria nacional afectada por el TLC se adapte, eso es suficiente. Hace un rato dijo en RPP que el resto del Perú no tiene por qué esperar a una industria que no es capaz de volverse eficiente. Entonces, ¿todas las personas que viven del ineficiente agro campesino? pues que se jodan. No los van a esperar. ¿Y los van a ayudar? Seguramente tanto como hasta ahora (nada).
- Y como no les gusta esperar, tampoco esperan a otros países. El ministro Ferrero dice que si nosotros estábamos listos y ellos no, qué pena. Igual ellos tampoco nos habrían esperado. Acá cada cual baila con su pañuelo y eso de que la unión hace la fuerza es para los nerds. Qué absurdo le debe parecer pensar que si negociamos desesperados se van a aprovechar de nosotros, y que si los pequeños hacemos causa común frente al grandote nos irá mejor. "Aféitame despacio que estoy apurado", decía Napoleón. Eso es sólo sentido común, y como es común lo desprecian.
- Para ellos, la oposición al TLC es por razones políticas. La defensa del TLC, en cambio, es por razones económicas, es ciencia. Pero su ciencia, como hemos visto, se basa en sus propias razones políticas, las que quieren hacer invisibles. La estadística puede sustentar casi cualquier cosa. Decir que al favorecer las exportaciones de un grupo de empresas nos vamos a favorecer todos es una posición política. El "chorreo" y la generación de mejores empleos son hipótesis políticas, ideológicas, porque no han sido probadas. El libre comercio es una construcción ideal que nadie ha llevado a cabo con éxito en el mundo (ver otro post). Nuestro sentido común, en cambio, se preocupa por los que sufren por carencias muy concretas, económicas, porque son pobres y van a hacerse más pobres. ¿Quiénes son los "políticos" entonces?
viernes, diciembre 09, 2005
Sentido común y TLC
Se supone que dentro de poco podremos finalmente leer el texto del TLC con EEUU que Perú ya terminó de negociar. Por fin la discusión podrá tener bases un poco más concretas, pero es poco probable que encontremos algo que nos convenza. ¿Por qué? Por sentido común. Hay muchas cosas que no necesitan datos concretos para saber de qué se tratan, porque con los indicios que tenemos y nuestro sentido común todos podemos descubrirlo.
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4 comentarios:
Más allá de los asuntos "técnicos", me pregunto si finalmente es moral firmar un acuerdo con un gobierno que propicia guerras e invasiones de rancio imperialismo.
Por otro lado, se está presentando esto como un negocio redondo, en el que "ceder" es parte natural de un proceso de negociación. Lo es a nivel individual, pero cuando se trafica derechos y consecuencias ajenas, las cosas son menos claras.
Es un muy buen punto. El post sólo se centra en el nivel interno, pero EEUU nos da más desconfianza todavía (ver el post sobre Chomsky, y los links a él mismo y a Rebelión).
Lo segundo que dices es central. Ciertos peruanos negocian el bienestar y derechos de otros como si fueran los suyos. Es triste no solo ver a los pro-TLC sino también a los que son anti-TLC sólo por sus intereses propios, y que salen a pedir compensaciones para ellos. Por ejemplo los algodoneros. Otra vez, el que puede gritar en la tele, gana. El que no puede, se jode.
Y no sólo muchos opinan (a favor y en contra) en relación a intereses de grupo o de gremio, sino que no hay intentos de SALIR del eje de pensamiento "así-es-el-libre-mercado". A fin de cuentas, sería más interesante que tratemos de pensar FUERA DE las imposiciones de este restrictivo sistema económico.
¿Es realmente elegir nuestro potencial destino colectivo si nos vemos OBLIGADOS a optar entre un "buen" tratado y un "mal" tratado?
sí, pero cómo?
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