martes, agosto 08, 2006

Cuerpos musulmanes


Un artículo de Sandra Russo en Página 12. Las diferencias entre la forma en que se trata en los medios de comunicación la muerte de occidentales y de no occidentales son cada vez más grandes. Ya no sé si es peor hacernos imaginar una guerra como si fuera un videojuego ochentero, en el que sólo se ven rayitos y explosiones, o como un videojuego actual, en el que un montón de gente muere despedazada todo el tiempo, frente a nuestra pantalla, y nos da lo mismo, porque en realidad no son gente.


...Las invasiones a Afganistán y a Irak, por otra parte, fueron el comienzo de una naturalización aberrante: los bombardeos a blancos civiles, que deberían haber sembrado el mundo entero de escándalo y de reclamos, fueron lentamente incorporándose a las mentes contemporáneas como un detalle más de las nuevas guerras.
(...)
Y sin que nadie lo propusiera, lo formulara, lo defendiera o lo denostara, el ítem “bombardeos a blancos civiles” pasó a ser un mal menor en la eufemística lucha por la libertad occidental. Pero no era un mal menor, ni un error, ni un exceso, sino una parte constitutiva de la épica terrorista que desplegaron primero las fuerzas armadas norteamericanas y ahora las israelíes.

Unos y otros especulan con esos errores que pueden repetirse en cualquier momento. No parecen equivocados cuando desatan su furia sobre ciudadanos y ciudadanas de todas las edades que no tienen nada que ver ni con la eufemística lucha por la libertad occidental ni con ningún flagelo que amenace a nadie, sino más bien lo contrario. Son ellos las víctimas del flagelo del hambre y de la violencia de ambas partes.
(...)

Los cuerpos musulmanes, que fueron también vistos en peripecias de torturas y humillaciones a cargo de las tropas norteamericanas, son cuerpos visibles, números que cobran forma y muerte pero que no tienen historias. No hay historias de esos cuerpos. No se llaman Lucy ni llegaron de Michigan ni tienen una madre que protesta frente a la Casa Blanca ni álbum de fotos personales que los medios reproducirán. Una característica de Occidente es otorgarles historia a los cuerpos de sus miembros. Los cuerpos musulmanes son ahistóricos. Parecen todos iguales, y este niño que murió hoy se parece al que murió ayer y al que morirá mañana. Nunca sabremos sus nombres ni cómo pasaban la mañana en sus aldeas, ni cuántos hermanos tenían ni cuándo cumplían años. No sabremos la coloratura de sus voces ni cuáles eran sus juegos preferidos. Son parte de la población sacrificable por la que Occidente considera que una disculpa está bien, bastante bien.

Y no hay disculpa posible. El mal no tiene bando. El mal es eso.



(Gracias a Gerardo por el artículo)

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