miércoles, enero 17, 2007

Sobre heroes, victimas y monumentos

Complicada cuestión la del "Ojo que Llora". No es difícil reconocer en quienes ahora claman por su desaparición a los que no hubieran querido ninguna comisión investigadora, ningún esclarecimiento y ninguna reparación, porque en su opinión lo que pasó en el país fue la manera más adecuada de sofocar un levantamiento subversivo terrorista...

De todas maneras, sería bueno pensar un poco más en qué significa un monumento y cuál es el sentido de este en particular. La mayoría de monumentos con nombres propios se refieren a héroes, o en todo caso personas que simbolizan algo para una colectividad, que tienen algo de mito (a proposito del post anterior). Esta categoría la ganaron estas personas por determinados actos de su vida, y que son los que elegimos recordar. Por ejemplo, Alfonso Ugarte saltando del morro, José de San Martín declarando la independencia, etc.

Ahora, muchas de estas personas pudieron hacer miles de cosas en su vida que preferimos no recordar: asesinar, mentir, ser infieles, pero el monumento sólo dirá "en memoria de fulano por hacer tal cosa", nunca agregará "pero estuvo mal que hiciera tal otra". Y tiene que ser así, porque a quien admiramos no es a la persona real sino al mito, al arquetipo, al paradigma o como quieran llamarlo, algo que nos recuerda determinados valores que aceptamos.

Un monumento a víctimas -como El ojo que llora, o el que recuerda a las víctimas del holocausto judío o los desaparecidos chilenos- fuerza un poco esta lógica. No recordamos a estas personas por acciones que ellas hicieron y merece recompensa. Las recordamos por algo que otros les hicieron y que merece resarcimiento. No son arquetipos, no los admiramos, no simbolizan valores específicos, pero ahí están sus nombres en piedra.

Siento que ahí se origina la confusión, si pensamos que toda persona que aparece en un monumento es un heroe, no podemos aceptar que haya nombres de senderistas en una plaza pública.

Pero si un monumento es también una forma de decir "recordemos que torturar, violar y ejecutar extrajudicialmente es algo que el Estado no puede hacerle ni a su peor enemigo", entonces esos nombres están muy bien puestos ahí. El ojo que llora no está diciendo que fueran (o que no fueran) personas admirables. Está diciendo que nadie merece un destino así.

Para terminar, los dejo con algunos fragmentos del texto que escribió José Alejandro Godoy hace unos días en su blog Desde el Tercer Piso, sobre la lamentable performance de la municipalidad de Jesús María en este tema (qué lástima que el alcalde anterior no hubiera hecho la diferencia cuando pudo, dejando paso libre a este sujeto).

Esos nombres no estaban "indebidamente incluidos". Si se encontraban allí no es por su condición de terroristas, sino porque fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales perpetradas por agentes del Estado - bajo las órdenes de Alberto Fujimori - en 1992. Y hasta la sentencia de la Corte Interamericana en el caso Castro Castro, nadie criticó la existencia del monumento.
(...)

Segunda barbaridad del acuerdo de consejo. Artículo 4: "Solicitar a la Presidencia del Consejo de Ministros la modificación de la etapa complementaria del proyecto arquitectónico "Alameda de la Memoria" que contiene la escultura denominada "El Ojo que Llora" cuya partida asciende a S/. 200,000.00; del cual sólo se ha ejecutado la suma de S/. 18,000.00; con el objeto de que se destine a la recreación infantil en los parques del distrito".

Lo que ignoran los rudimentarios conocimientos de Ocrospoma y sus regidores es que dicho dinero fue otorgado por la CMAN, organismo dependiente de la PCM que se encarga de elaborar los programas de reparaciones recomendados por la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Y que esos montos fueron derivados a la Municipalidad de Jesús María para un objetivo específico: una reparación simbólica, que era el proyecto "Alameda de la Memoria". Una vez "modificado" el proyecto, que es un eufemismo para decir que no va a ser realizado en Jesús María, simple y llanamente la plata se va.
(...)

Finalmente, el alcalde Ocrospoma no ha tenido otra cosa mejor que hacer que mentir. Así lo recuerda el ex burgomaestre Carlos Bringas:

"El es un mentiroso, está mintiendo porque dice que la escultura de El Ojo que Llora que está en el Campo de Marte no fue aprobada en sesión de concejo y se aprobó estando él presente porque fue regidor y posteriormente se ratificó también por él. (…) En ese año, nunca dio un argumento en contra con respecto a este monumento, ahora está mintiendo".

Lean el post completo en Desde el Tercer Piso

1 comentario:

Roberto dijo...

rodrigo: el problema es que lo que tú planteas no es un consenso. algunos, entre ellos lika mutal y gente cercana a las movidas pro derechos humanos, creen que el monumento es un homenaje a los héroes anónimos que lucharon contra la violencia, y que por ello deberían "voltear" las piedras, hasta que el perú esté preparado. (quién sabe cuándo la verdad).