En general sabemos muy poco de los procesos que viven los países vecinos. No nos lo enseñan en la escuela, lo hablamos poco en la universidad y los medios de comunicación sólo resaltan lo más llamativo.En este modesto blog no se puede revertir esa tara, ni siquiera para su pequeña audiencia, pero hay cosas que me parece urgente tratar de conocer mejor. Una de ellas es el caracter del actual gobierno venezolano. En estos días la prensa ha tratado de satanizar a Ollanta Humala a partir de su relación con Chávez, aparentemente ignorando la popularidad de éste último en Perú (me dicen que el dato exacto está en Latinobarómetro, pero no lo he encontrado). Gran parte de la izquierda (incluyendo a muchos de nuestros amigos blogueros de otros países) siente a Chávez como uno de los suyos. A mí me preocupa. No termino de estar seguro de si es de izquierda ni de si es democrático. Conversando con una amiga hace unos días, ella me decía que la izquierda tiende a defender la democracia cuando el gobierno "antidemocrático" es derechista, pero no cuando es uno de los suyos. Juan José Gorriti (en una columna de La República que conviene leer entera) niega de plano que Chávez sea de izquierda:Los gobiernos de confesión socialista (cada uno a su manera) de Lagos y de Lula son democracias cabales, mientras que el régimen de Chávez es una dictadura enmascarada. El gobierno socialista de Chile ha sido un dinámico propulsor del libre comercio intrahemisférico y extrahemisférico, mientras que Chávez resumió su parecer en (...): “Alca ... Alcarajo”.
(...) Lula, Tabaré Vázquez, Kirchner y Lagos (y habría que añadir a Michelle Bachelet) tienen razones que van de lo principista a lo más sentidamente personal para mantener y robustecer una de las características definitorias de la democracia: el control civil, del gobierno civil electo, sobre las fuerzas armadas. Chávez, si bien no es propiamente un dictador militar, surgió a la vida pública como golpista reiterada y sangrientamente fracasado
(...)
La izquierda de hoy (si de algo vale el término) es consustancialmente democrática. Y la que no es democrática, no es izquierda. Es un esquema corporativo, una excrecencia fascistona, pero de izquierda, nada. No lo es Chávez y tampoco lo es Fidel Castro, cuyo gobierno fue distinguido por Reporteros sin Fronteras con la calificación de la mayor cárcel de periodistas del mundo (ahora China le gana, pero compárense las poblaciones).
Lo que le contesté a mi amiga fue que, aunque su crítica es bastante cierta, también ocurre que cuando se habla de democracia mucha gente no se refiere a una posibilidad de que la gente participe en su propio gobierno y toma de decisiones. Más bien democracia sería una determinada y muy específica forma de institucionalidad que mantiene un statu quo, por lo demás injusto para la mayoría. Entonces, si creemos que esta democracia representativa no es adecuada, seguramente nos llamarán antidemocráticos. Creo que Gorriti cae en ese juego.
En un post anterior tocábamos el tema de los experimentos venezolanos hacia la democracia participativa. Hoy El Comercio publicó una entrevista al analista venezolano Alberto Garrido. Se nota que tanto el entrevistador como quien editó e hizo los titulares, hacen todo lo posible por afirmar que Chávez es antidemocrático. Sin embargo, Garrido no lo dice:
No tiene ningún respeto por las reglas democráticas.
Es que tiene un concepto distinto de la democracia. Él dice: "Mi democracia es revolucionaria". Y agrega: "La democracia revolucionaria significa la muerte de la democracia representativa". Quienes intentan juzgar a Chávez desde los principios de la democracia representativa, en realidad, están mirando el sexo a los ángeles. No hay democracia representativa
Y no la quiere, ni la persigue, ni la busca...
Él afirma que "la ha enterrado". Chávez es un individuo que todo lo dice; lo que pasa es que nadie lo escucha, ni lo toma en serio.
Pero mantiene la careta democrática. Hay un calendario electoral fijo, y aparenta el respeto a la división de poderes
Lo hace para conseguir la legitimación internacional. Pero en realidad la cosa va por otro lado. Chávez afirma que se va a quedar hasta el 2030. Es decir, está desconociendo la alternabilidad, que es un principio básico de la democracia representativa.A diferencia de Gorriti, Garrido sí considera que actualmente hay dos tipos de izquierdas en América Latina:
¿Chávez busca crear un bloque antinorteamericano en la región?
Empecemos por ver qué hizo EE.UU. Planteó el aérea de libre comercio, pero tratando de imponer sus condiciones. Por eso cada país latinoamericano se ha tenido que sentar a negociar punto por punto distintas cosas: el tema de los subsidios, de las patentes, etc. Chávez, en cambio, ha hecho lo inverso. Por ejemplo, Kirchner necesita dinero, necesita petróleo... bueno, él se aparece y asunto arreglado. (...)
Pero está claro que las relaciones con Lula y Kirchner no se mueven en el plano revolucionario.
Por supuesto. Las relaciones con Lula o Kirchner son completamente diferentes a las relaciones estratégicas revolucionarias que plantea con otros movimientos. Detrás de Lula, de Kirchner, de Tabaré y de Lagos, no hay un proceso revolucionario. Es que actualmente, en Sudamérica, coexisten dos izquierdas completamente distintas. Unas se mueven en el marco de la democracia representativa y de las economías de mercado. Las otras plantean un socialismo radical, que es como llama el Pentágono de EE.UU. a los populismos radicales.
Hugo Chávez estuvo hace unos meses en Perú y dio una muy amena entrevista en RPP (aquí la transcripción). Una pequeña parte:
Dice Latinobarómetro que en Venezuela, cosa extraña, ha venido cambiando la actitud de un pueblo hacia la democracia. Mientras hace diez años más de la mitad de los venezolanos decía que no le importaba la democracia, cosa muy peligrosa, hoy en día más del 70 por ciento de los venezolanos dice "No, es por la democracia"; y los que plantean un gobierno dictatorial son una minoría, hay como un diez o un quince por ciento. Eso es algo muy importante, se está recuperando el sentido de la democracia, como decía Mariátegui: "La política se llena de dignidad cuando se llena de verdad", cuando tú la alimentas con la verdad, eso es lo que tratamos de hacer en Venezuela.
Yo no ando pregonando ninguna vía a la dictadura, a la autocracia; al contrario, andamos pregonando la figura constitucional, la necesidad de nuevas instituciones, la necesidad de gobiernos que de verdad asuman compromisos con sus pueblos, la necesidad de transformar las democracias formales que hemos tenido en el continente en democracias reales de contenido popular. El gobierno es del pueblo, poder para el pueblo, eso tiene que ser la democracia, no democracia de élites que asumen y concentran el poder y... expropian al pueblo.
¿Cuánto creer? Da desconfianza que alguien cope todos los poderes del Estado. Ya tuvimos aquí gente hizo eso, pero no con un proyecto de cambio político sino fines económicos. ¿Por qué los grupos de poder nos dicen que es malo ese proyecto de cambio político? ¿Es porque es malo ese copamiento o porque a ellos no les conviene ningún cambio?